La hija de la golfa me llama mi abuela,
la hija de la falsa cocotte,
la hija de la puta mundana,
la que sirve al hombre sencillo
a aquel inquilino de la vida diaria.
La hija de la mujer de labial rosa,
la de piernas largas,
la de falda corta.
Mi madre es de profesión amadora
y prostituta de oficio;
no gana mucho, pero si lo suficiente para pagar el departamento
y los domingos comer tocino.
De vez en cuando,
mi mamá me presta sus tacones,
me pone su perfume
y me dice “hay muñequita, a ti te va a tocar seguir con el oficio”.
ammiidaFne PH
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