La liberación de los precios del gas LP y su posterior aumento el pasado 1 de enero, provocaron masivas protestas en Kazajistán, las cuales conllevaron la dimisión del gabinete del presidente, Kasim-Yomart Tokaev y la intervención de una misión militar rusa.
Las movilizaciones han dejado más de mil heridos, 400 de ellos hospitalizados, y un número sin identificar de muertos, aunque se habla de una docena de manifestantes y diez agentes de seguridad.
Las concentraciones, que iniciaron el pasado domingo y se extendieron a todo el país, se tornaron violentas y llevaron a enfrentamientos con policías, lo que obligó al presidente, Kasim-Yomart Tokaev, a pedir la renuncia a todo su gabinete y revertir el alza en el gas.
No obstante, las protestas han continuado, debido a que los quejosos exigen una mayor apertura democrática en el país, cuyo expresidente, Nursultán Nazarbáyev, duró 35 años en el poder y aún tiene influencia en la política.
Como respuesta, Vladimir Putin, presidente de Rusia, país limítrofe con Kazajistán, envió una “misión” militar con el fin de intervenir y detener las protestas, las cuales han sido tachadas de ser generadas por “terroristas”.
Kazajistán es una nación que se encuentra en Asia Central, siendo una de las más influyentes en la región debido a su producción petrolera y de gas LP, además de haber pertenecido, junto con Rusia, a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), disuelta en 1991.
ARS