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Androides-ginoides y cíborgs

La relación entre humanos y máquinas, entre naturaleza y tecnología, entre lo posible y lo imposible.

Lo lógicamente imposible es tecnológicamente imposible. La tecnología concebible lo es porque es teóricamente pensable y lo que es técnicamente factible hace realizable la tecnología. Hoy día el uso cotidiano y cuasinatural de las tecnologías digitales obligan a revisar conceptos que den cuenta sobre la integración hombre-máquina que nos permitan fusionar la biología y la tecnología en productos como androides y cíborgs. ¿Serán androides y cíborgs figuras artificiales, ontológicamente, idénticas o superiores a sus creadores? ¿Estamos en el umbral de la extinción de la especie humana? ¿Podemos evitarlo?

Hoy día el lenguaje ordinario está lleno de términos como robots, androides, ginoides, borgs, humanoides, autómatas, hombres prótesis, posthumanos, trashumanos, replicantes, organismos cibernéticos, cíborgs y ciberorganismos.

¿Cómo comenzó la carrera por la producción de androides-ginoides y cíborgs?

En este artículo abordaremos lo relativo a los androides y ginoides y nos reservaremos, para la siguiente colaboración, abordar la historia de los cíborgs.

Si un androide es un robot u organismo sintético antropomorfo que, además de imitar la apariencia humana, simula algunos aspectos de su conducta de manera autónoma, entonces podemos afirmar que la idea de los androides se localiza aproximadamente en el séptimo siglo antes de nuestra era.

Desde la Grecia Antigua existen leyendas narrando sobre seres humanoides fabricados en metal por el artesano y herrero de los dioses, Hefesto, que en la Teogonía de Hesíodo era hijo de Hera y Zeus. A Hefesto se le atribuye la fabricación de muchos de los accesorios que lucían los dioses, y se le atribuye la forja de casi todos los objetos metálicos finamente trabajados que aparecen en la mitología griega y con poderes especiales: el casco y las sandalias aladas de Hermes, la égida de Zeus, el cinturón de Afrodita, la armadura de Aquiles, las castañuelas de bronce de Heracles, el carro de Helios, el hombro de Pélope, el arco y las flechas de Eros, el collar de Harmonía y el cetro de Agamenón. Las doncellas doradas que atendían a Hefesto en su palacio del Olimpo, eran dos autómatas de oro con la apariencia de jóvenes mujeres vivas. Se decía que poseían inteligencia, fuerza y el don del habla.

Más adelante, aproximadamente en el año de 1250, narra Hortensio Flamel en su “El libro Rojo o la magia”, como Alberto Magno tras construir un androide, éste fue destruido a bastonazos por Tomás de Aquino harto de su verborrea: “Fue en Colonia donde hizo su androide, este famoso autómata dotado de movimiento y palabra, que Tomás De Aquino (1225-1274), su discípulo, rompió con un palo a primera vista, creyendo que era un agente del diablo.”

En el año de 1270 androide es un término mencionado por primera vez por Alberto Magno (1193/1206-1280). En el año 1818 aparece publicado el Frankenstein de Mary Shelley fue publicado y para 1886 el término “androide” es un término popularizado por el autor francés Auguste Villiers en 1886 con la publicación de La Eva futura que es una novela de ciencia ficción simbolista escrita por Auguste Villiers de l’Isle-Adam, iniciada en 1878 y publicado en 1886, la novela es conocida por popularizar el término “androide” aplicado a Hadaly, una mujer mecánica construida por Edison. Junto con las doncellas doradas de Hefesto, Hadaly, son las primeras ginoide en la historia.

Finalmente diremos que, en 1984 aparece el robot-androide T-800 en el filme Terminator dirigido por James Cameron.

robledomeza@yahoo.com.mx

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