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La historia de Dora y Francisco, con sentencia de 50 años, contada por familiares

La historia de Dora y Francisco, con sentencia de 50 años, contada por familiares

Celda en penumbras

Segunda parte

Dorotea (Dora) y Francisco han pasado 24 años presos en Puebla por un delito que, aseguran, no cometieron; sus hermanos Guilebaldo y Luisa igual fueron detenidos de manera violenta, pero solo estuvieron alrededor de 18 meses; ahora, exigen que el caso de sus familiares sea revisado.

Los dos contaron a Ángulo 7 que los elementos que participaron en el operativo para detenerlos sabían que ellos no eran los que buscaban, pero “se chingaron”, lo que generó una sentencia de 50 años para sus familiares, mientras ellos pudieron salir presentando recursos jurídicos.

En entrevista con este medio, Luisa, hermana de Dorotea, quien en marzo del 2000 cuando ocurrieron los hechos vivía en la casa de a lado, señaló que los policías judiciales iban siguiendo a Valentín y Fermín, que eran los dos hombres que fueron a comprar ropa a su hermana ese día por la noche.

“Fueron primero por mí hermana, ya era de madrugada, sin orden de aprehensión, después en mi casa entraron de manera violenta, rompieron puertas, se robaron fotos, me sacaron de los pelos, mi esposo salió para ver qué estaba pasando y cuando regresó yo ya no estaba”, expresó.

Con voz entrecortada narró que la subieron a una combi blanca, la amenazaron con sus hijos y le vendaron los ojos, pero, afirmó, los judiciales sabían que ellos no eran las personas que buscaban, sino los dos hombres que horas antes acudieron a comprar ropa con Dorotea.

Fueron víctimas de tortura durante detención

Consideró que los policías supusieron que los dos sujetos se metieron a la casa de su hermana y ahí se escondieron, por ello agarraron a Dorotea, su esposo Francisco, un hermano de éste, a ella y hasta un vecino que salió por el ruido que se había generado y saber si ocurría algo.

En ese entonces tenía 33 años, actualmente tiene 57, y al igual que como le ocurrió a su hermana, después de que los detuvieron estuvieron tres días incomunicados, los torturaron, a ella la jalaron de los cabellos y amenazaron que por ser secuestradores las consecuencias las iban a pagar sus hijos.

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Aunque sigue viviendo en Ecatepec, se cambió de colonia, luego de que al año con seis meses pudo salir del penal de Huejotzingo porque los judiciales se contradijeron en los careos y el juez la dejó libre, pero cuestionó que la mujer de nombre Rocío y que fue detenida después, porque sí fue señalada por la víctima del secuestro, ya se encuentre libre.

“Conviviendo con la gente de ahí, nos dimos cuenta que ella sí estuvo involucrada, ahora ya salió, pero mi hermana ya cuántos años tienen ahí, dejó a sus hijos chiquitos, tiene una vida perdía ahí, son muchas irregularidades, los abogados solo piden dinero y no hacen algo, no es justo para quienes somos gente trabajadora”, remarcó.

Solo le afectaron la vida a mi hermano: Guilebaldo

En tanto, Guilebaldo, también en entrevista, narró que él vivía en la misma casa de su hermano Francisco, aunque de manera separada con su esposa, cuando ocurrieron los hechos y con esto “solo les afectaron la vida”, pues aún recuerda lo que pasó hace más de dos décadas.

Dijo que él escuchó ruido y se levantó para ver qué sucedía, momento en que los judiciales entraron de manera violenta, lo tomaron de los cabellos, le pusieron un arma en la cabeza y lo subieron en la misma camioneta donde ya estaba su hermano y su cuñada.

Relató que los elementos arrancaron el teléfono y lo aventaron hacia afuera, además de que les exigían que les dieran el dinero, pero no sabía de qué le hablaban, tras esto, lo amarraron las manos y pies y le taparon la cabeza, mientras a su hermano le daban de macanazos; a ambos le hablaban con palabras altisonantes.

“En el transcurso del camino entre ellos se decían que nosotros no habíamos sido, pero que nos íbamos a chingar, nunca supimos dónde estábamos, cuando ya llegamos a la procu (ahora Fiscalía) lo tenían en una silla “(a Francisco), le echaban agua y tenían unos cables, después llegaron otras personas que igual decían que estaban involucradas”, enfatizó.

Al afirmar que a su hermano le dieron toques eléctricos, se vio obligado a firmar en los papeles que decían que sí eran responsables de las acusaciones, mientras que al vecino le dijeron que “chismoso estaba ahí”, por lo que éste preguntó que cuánto querían para que lo dejaran irse y le pedían 40 mil pesos.

Siembre hubo inconsistencias en la detención

Sostuvo que siempre hubo inconsistencias, ya que los judiciales habían dicho que tanto a su hermano como su cuñada los habían agarrado cuando iban a dejar a la persona secuestrada en un lugar solo, declaración que fue errónea, además de que obligaron a poner sus huellas en unos lentes de la víctima.

Él, cuenta, trabajaba en una empresa de Ecatepec, de la que podía comprobar que tenía hora de entrada y salida. Cuando ocurrió la detención contaba con 25 años y dejó a sus dos hijas solas, una de 6 y otra de 3 años, ya que él es más chico que su hermano.

Recuerda que Tania, Ricardo y Alberto eran parte de los policías que participaron en la detención irregular, un año y ocho meses después y con la ayuda de un abogado particular, la presentación de un amparo y declaraciones de otras personas que consiguieron sus familiares fue lo que le ayudó a salir.

No obstante, a 24 años de los hechos, cuestionó a la autoridad judicial de Puebla por haber emitido una sentencia contra Francisco y Dorotea sin señalamiento directo contra ellos, pues la víctima solo reconoció la voz de la mujer que se llama Rocío, porque era la que le daba de comer y lo cuidaba; ahora exige que revisen el caso de su hermano y su cuñada.

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