En esta nota, descubre qué es el grooming y cómo se relaciona con el ciberacoso y el abuso sexual mediante internet. También, checa de qué manera puedes proteger a tus hijos de las personas que cometen este tipo de actividades ilegales.
El grooming es un concepto que se refiere a una actividad en la cual un adulto busca relacionarse con niños, niñas y adolescentes, esto, mediante el uso de internet. Lo anterior, con el objetivo de invitarlos a llevar a cabo actos sexuales para su placer. Esto va desde tener conversaciones subidas de tono, enviarse fotos sugestivas, hasta realizar prácticas de carácter sexual.
El agresor contacta a su víctima a través correo electrónico, así como sitios web y/o redes sociales que ésta frecuenta. A partir de ahí emprende un proceso para conseguir que el o la menor acceda a sus intenciones.
Para ello, emplea diversas técnicas como adecuar su lenguaje a uno más juvenil para conectar mejor con su víctima. De igual forma, buscan crear intimidad, conocer a profundidad a sus víctimas, todo para ganarse su confianza.
De acuerdo con la organización “Save The Children”, el grooming por lo general pasa por cinco etapas. Estás se dividen de acuerdo con el momento y la intención que tenga el agresor al interactuar con su víctima:
Los cinco pasos del grooming
- 1. Establecer vínculo de confianza. El primer paso del grooming se da una vez que el agresor estableció contacto con la víctima, partiendo con métodos para ganarse su confianza. Para ello, es común que mientan sobre su edad e incluso utilizaran un perfil falso para no revelar su identidad. En ocasiones, son capaces de enviarles a sus víctimas regalos, físicos o digitales, y fingir interés en su vida con tal de sacarles información que les sea útil para futuros chantajes.
- 2. Valoración de los riesgos. Por lo general, el abusador le insistirá al menor de edad que mantenga su amistad en secreto. De igual forma, indagará sobre la supervisión tiene su víctima, preguntando si alguien más puede ver sus conversaciones en el mismo dispositivo.
- 3. Aislamiento de la víctima. Mediante engaños, los abusadores les pedirán a las víctimas de grooming que se distancien o rompan su relación con familiares, amigos, maestros, etc. Esto, con la finalidad de dejarlos desprotegidos y sin una red de apoyo.
- 4. Conversaciones sobre sexo. Las pláticas, en un inicio, suelen parecer amistosas e inofensivas. Sin embargo, tras obtener su confianza, el agresor de a poco abordará o preguntará temas de carácter sexual. Del mismo modo, es común que busque que su víctima se familiarice y utilice palabras de naturaleza sexual.
- 5. Peticiones sexuales. Finalmente, quienes realizan grooming online solicitarán a sus víctimas que esta les mande fotografías o videos de sus cuerpos. A veces, el agresor también enviará contenido sexual, aunque por lo general no son suyas, sino de otras personas por las que se hace pasar. En casos más graves, el agresor le solicitará un encuentro físico a su víctima.
Para conseguir estas acciones, el agresor utilizará la manipulación, las amenazas o los chantajes a partir de la información que haya sacado en conversaciones previas.
¿Cómo prevenir el grooming?
Lo primero que hay que entender, es que un menor que es víctima del grooming nunca tiene la culpa de ello. Quienes sufren de este tipo de abusos no son conscientes de los riesgos ni del engaño en el que caen. De ahí, la importancia de que tengan el apoyo y el acompañamiento de un adulto responsable.
Lo primordial para prevenir el grooming es la comunicación. Los familiares y los tutores de los niños, niñas y adolescentes deben encontrarse al pendiente de las actividades que estos realizan. De igual manera, se necesita de la confianza entre ambas partes para así crear un red de apoyo ante cualquier acto que vulnere su integridad.
Otro elemento importante es la educación. Por un lado, los mayores tienen que hablar con los menores de edad acerca del uso responsable de los dispositivos digitales, así como de los riesgos que hay en internet.
Por otra parte, es necesario que los padres o tutores, e incluso en las escuelas se fomente la educación afectivo-sexual. Esto, con la finalidad de que las y los menores sepan diferenciar las situaciones que podrían convertirse en un acto de abuso y de violencia.