Uno de los principales temas que aqueja a la sociedad no solo es la pobreza, sino también el clima de inseguridad en el que vive. En este sentido, el combate al crimen organizado en Puebla resulta fundamental, pues son los principales generadores de violencia.
En ese sentido, el gobernador de Puebla, Alejandro Armenta Mier, no solo ha puesto manos a la obra, sino que lo hace bajo el liderazgo de la estrategia impulsada por Omar García Harfuch.
Elemental es que efectivos de la Marina se encuentren en tareas de seguridad en la entidad. Desde su arribo a la entidad, incluso con Sergio Salomón, esta fuerza armada ha fortalecido la confianza de la población en esta institución.
Con Alejandro Armenta, el combate al crimen organizado en Puebla, sin duda, tiene frutos. El golpe más certero fue el del pasado fin de semana, cuando se desmanteló en La Calera una red de fabricantes de narcóticos. Sus laboratorios los tenían en Tlaxcala.
No solo eso. También, y en coordinación con la SSPC, de la cual es titular García Harfuch, se logró detener a dos operadores de la célula del CJNG, “La Barredora”. Uno operaba en la entidad y otro en Tabasco.
Sin duda, los golpes han sido certeros, pero como lo dijo el titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) de Puebla, Francisco Sánchez González, se tiene que trabajar en la actualización de los métodos de inteligencia, pero sin arriesgar los derechos humanos.
Crimen organizado en Puebla, desde hace 7 años
Y es que es fundamental esta operación, puesto que el crimen organizado cuenta con un capital y armamento que podría superar a las propias instituciones. Aunado a ello, el problema fundamental de la pobreza genera que más jóvenes o desempleados se integren a estas organizaciones.
Desde hace al menos siete años, siete grupos del crimen organizado, entre ellos la Familia Michoacana, el Cártel de Sinaloa y La Barredora, operan en Puebla. Y hasta hoy, una autoridad lo pone sobre la mesa, pero no para decir “mátenlos en caliente”, como lo dijo Felipe Calderón en su momento, sino para decir: tenemos un problema y lo vamos a solucionar.
La estrategia de seguridad que se emplea en Puebla no solo busca la contención de los cárteles, sino su debilitamiento a largo plazo. La coordinación entre los distintos niveles de gobierno y la Marina ha permitido avances significativos, como el reciente desmantelamiento de laboratorios y la detención de operadores clave.
El reto, sin embargo, sigue siendo mayúsculo. La presencia de estos grupos en la entidad no es un problema reciente, y su capacidad de adaptación obliga a las autoridades a innovar constantemente. En ese sentido, la administración estatal ha reforzado la inteligencia operativa y la capacitación de sus fuerzas de seguridad.
Uno de los pilares de esta estrategia es el fortalecimiento de la policía estatal. Se tiene proyectado sumar 4,800 nuevos elementos al final del sexenio, con mejoras salariales y equipamiento adecuado. Además, el gobierno estatal ha solicitado a la Secretaría de Marina el envío de al menos 100 elementos adicionales para reforzar la seguridad en municipios con alta incidencia delictiva.
El combate al crimen organizado en Puebla no es una tarea sencilla ni de resultados inmediatos. Sin embargo, la actual administración ha demostrado voluntad y acciones concretas para enfrentar esta problemática. La clave estará en la continuidad de estas políticas y en la capacidad de adaptación ante los desafíos que plantea el crimen organizado.