Cantona, la ciudad más antigua del Altiplano Central, surgió antes que Cholula y Teotihuacan; cumple 30 años de haber sido rescatada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), gracias a la labor del arqueólogo Ángel García Cook.

La Zona Arqueológica de Cantona, se ubica en el kilómetro 7.5 de la carretera Tepeyahualco-Xonacatlán, municipio de Tepeyahualco de Hidalgo, Puebla. La Acrópolis y 63 terrazas habitacionales populares y de elite, en 25 hectáreas que componían la ciudad, se encuentran abiertas al público desde 1994.

De acuerdo con García Cook (1937-2017), quien recibió un homenaje por el INAH en el evento “Piedra y memoria: El legado ancestral de Cantona” este fin de semana, Cantona tuvo su esplendor entre los años 600 y 800 d.C. cuando su ubicación le permitió controlar la ruta comercial hacía el Golfo de México.

Se estima que Cantona tuvo una población de cerca de 93 mil habitantes, su importancia la coloca al nivel de Teotihuacan y Cholula.

Como resaltó García Cook, Cantona, asentada en un campo de lava, es única en su género por sus unidades habitacionales y vías de circulación interna. Toda la población, salvo los altos dignatarios, vivió en unidades habitacionales cerradas por muros periféricos y/o delimitadas por accidentes topográficos, adaptados con muros de contención para tal fin.

La ciudad más antigua del Altiplano, adaptada al medio

En ese sentido, el director del Centro INAH Puebla, Manuel Villarruel Vázquez, destacó que Cantona, la ciudad más antigua del Altiplano, es ejemplo de la adaptación de una sociedad a un medio muy específico: un derrame de lava que, pese a lo que pudiera creerse, ofreció grandes ventajas a sus pobladores.

Resaltó como parte de ello, las rocas con que construyeron sus viviendas, calles, murallas, avenidas y plazas.

Por su parte, el titular de la Dirección de Estudios Arqueológicos (DEA) de la institución, Luis Alberto Martos López, abordó la técnica constructiva usada en esta metrópoli: la edificación con piedra sin utilizar materiales de unión o argamasa.

Señaló que, en 2024, la Unesco inscribió esta tradición, en el caso europeo, en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. El reconocimiento de este saber constructivo, también conocido como “arquitectura a hueso”, podría extenderse y considerar a algunos sitios arqueológicos americanos, señaló.

Cantona, ciudad más antigua del Altiplano, cumple 30 años de rescate por INAH

La investigación y restauración que realizó García Cook, se apoyó en colegas y gente de comunidades cercanas que se convirtieron en sus custodios. Fueron los pobladores modernos de la región, quienes colaboraron en su redescubrimiento sumándose al proyecto a partir de 1992

Algunos de ellos, ahora son custodios y guías, y recibieron un reconocimiento por parte de los titulares del Centro INAH Puebla y de la DEA.

Asimismo, los custodios regalaron a los hijos de García Cook, Ángel y Javier, la maqueta de uno de los juegos de pelota de Cantona. La acompañaron con una descripción de su padre como “visionario que supo escuchar el lenguaje de la piedra y despertar el alma de Cantona. Con dedicación incansable, abrió los caminos de esta ciudad ancestral, devolviéndole su voz y su grandeza”.

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